viernes, 28 de octubre de 2011

Sonreir no siempre significa que uno esté feliz, a veces significa que uno es fuerte.

En ocasiones la vida, el mundo o las personas de tu entorno te ponen a prueba. Te ponen en situaciones ante las cuales hay muy poquito que puedas hacer, que te llevan a la más profunda tristeza, al máximo dolor. Ante esto solo se pueden adoptar dos posiciones: una es dejarse llevar por la corriente, hundirte, no luchar y estar cada vez peor... y la otra es, por el contrario, luchar, nadar contra la corriente, ser fuerte aunque el simple hecho de intentarlo te parta el alma...
Cuando hace poco la vida me puso (de nuevo) ante esta decisión volví a elegir la opción difícil,decidí luchar, vivir, sonreír aunque a veces las ganas de llorar me puedan... Opte por luchar por el futuro mientras miraba al pasado con lágrimas en los ojos. Y no me arrepiento, y sé que no lo haré nunca, de tomar esa decisión.
Y voy a seguir aquí, con la misma sonrisa de siempre, aunque esa sonrisa no signifique que sea feliz y solo indique que puedo ser fuerte. Porque aunque soy tierna, soy sensible y en ocasiones incluso ñoña eso no quiere decir que sea frágil o débil... Con los años, los golpes y las caídas una aprende a ser cada día un poquito más fuerte.
Además, hay personas que luchan tanto o más que yo por ver mi sonrisa y no soy quien para negarrselo...
Por lo tanto mi sonrisa permanecerá en mi cara siempre y poco a poco volveré a ser la de siempre, esto solo es un descanso, pero sé que sea como sea puedo ser feliz.
¡A sonreír se ha dicho!